Consejos para mejorar la comprensión lectora

Comprender lo que leemos nos va a ahorrar muchísimo tiempo a la hora de estudiar y nos será más sencillo retener lo que hemos leído. Con unos sencillos ejercicios y un poco de constancia, nuestra comprensión lectora mejorará rápidamente.


Para que podamos graduarnos es imprescindible que tengamos una buena comprensión lectora, y según el informe PISA para adultos, estamos los penúltimos entre 23 países. Evidentemente algo está fallando estrepitosamente si nuestro país no entiende lo que lee, pero como no podemos permitirnos esperar a que alguien nos enseñe, será mejor que nos pongamos a ello nosotros mismos.

1- Sin misterios
Para esto no hay atajos mágicos: aprendemos a conducir conduciendo, y a leer se aprende leyendo. Cuanto más leamos mejor comprenderemos la estructura del lenguaje escrito y más disfrutaremos, porque eso de “a mí no me gusta leer” es completamente falso. Decir que no nos gusta leer es como decir que no nos gusta comer o que no nos gustan las películas. Habrá platos que nos gusten y otros que nos hagan vomitar, habrá películas que nos emocionen, otras que nos diviertan y otras que nos aburran soberanamente. Con los libros pasa igual, algunos pasan sin pena ni gloria y otros nos hacen vivir las aventuras más trepidantes de nuestras vidas, los amores más apasionados o los viajes más hermosos; y sí, también los hay insufribles. Si pensamos que no nos gusta leer, es solo porque aún no hemos encontrado el libro adecuado.

2- Elige bien y acertarás
Lo importante es cogerle el gusto a la lectura, y para eso es esencial hacer una buena elección de los textos con los que vayamos a trabajar. En primer lugar nos tienen que interesar o entretener y en segundo lugar deben adaptarse a nuestro nivel de lectura. Si no tenemos hábito, mejor no empezar con el Ulises de Joyce. Lo más apropiado será iniciarse con lecturas sencillas: libros de relatos o de aventuras. Algo entretenido y no muy extenso. Segurísimo que en breve vamos encontrando cada vez más novelas que nos gusten y acabaremos haciendo nuestra propia biblioteca en papel o digital.

3- Mantén el diccionario cerca
Se trata de ampliar nuestra comprensión lectora, y una parte muy importante es tener un buen vocabulario. Cuando leamos alguna palabra que no entendamos, busquémosla inmediatamente en el diccionario antes de que se nos olvide y anotemos el significado. Después, busquemos una situación de la vida real en la que podamos usar esa nueva palabra. Si la incluimos en nuestro lenguaje, la memorizaremos mucho mejor.

4- Lee un par de párrafos y resume
Hay que empezar poco a poco. Leemos unos párrafos y nos preguntamos qué hemos leído. Luego lo resumimos en un par de líneas. Esto deberíamos hacerlo solo una vez al día porque si nos obligamos a resumir todo lo que leamos, se nos va a hacer tan aburrido que no vamos a querer coger un libro más en la vida.

5- Practica en voz alta cuidando la entonación y en silencio sin mover los labios
Una parte de lo que leamos debe ser en voz alta para practicar nuestra entonación y pronunciación. Tenemos que esforzarnos en vocalizar y en comprender lo que estamos diciendo. Cuando leamos en silencio hay que acostumbrarse a no señalar la línea por la que vamos y a no mover los labios.

encuentra más consejos en: http://www.etitulo.com/mejora-tu-comprension-lectora/


Las 7 llaves de la escritura: claves profesionales para redactar bien

“Escribir bien ya no es una tarea pendiente” es el lema con el que se presentan las clases magistrales sobre Escritura eficaz para profesionales que ofrece la UNIR (Universidad Internacional de la Rioja). Impartidas por Miguel Janer, periodista, escritor, presentador de televisión y colaborador en la UNED, las sesiones son en línea y fundamentalmente prácticas. En nueve clases Janer explica el método que cada uno debe aplicar para aprender a escribir mejor. El Confidencial ha hablado con Janer, quien ha explicado cuáles son las claves para depurar nuestro estilo, ahondando en los objetivos y las prácticas de las clases que imparte.

El aprendizaje
Se trata, como cuenta Janer, de clases prácticas. Tras una sesión inicial de una hora, durante el resto del curso los alumnos aportan sus textos, sobre los que se trabaja con correcciones y apuntes. El curso se basa en un método que los alumnos adquieren durante las nueve sesiones. Son “claves muy fáciles de entender y aplicar por tu cuenta: eso es un método. Si una persona aprovecha esas nueve horas, en tres meses escribe bien”, afirma Janer. El curso ofrece, pues, las herramientas y enseña a utilizarlas, para que el alumno pueda ponerlas en práctica posteriormente.

Escribe claro para que te entiendan y corto para que te lean
El periodista recuerda que sus clases van dirigidas a profesionales, no se trata de aprender a escribir literatura. De hecho, los primeros cursos los dio en empresas. “Hay muchas personas que no se dan cuenta de que son escritores a tiempo parcial”, afirma Janer, y se refiere a una serie de profesiones —la docencia, la medicina, la ingeniería…— en que es necesario escribir o redactar informes, ensayos, ejercicios… En muchos de estos casos, para los profesionales supone un gran problema escribir con corrección, y es precisamente ese obstáculo el que Janer pretende derribar. Para ello, recuerda una máxima que él considera fundamental: “Escribe claro para que te entiendan y corto para que te lean”.

Las siete llaves de la escritura
El método de Janer consiste en siete llaves que el alumno debe ir aplicando sobre tu texto, reescribiéndolo para dar con el idóneo resultado final. ¿Cuáles son las siete llaves que aconseja seguir el periodista para mejorar en nuestra redacción? En palabras del autor del método, son las siguientes:
1. Hacer una lectura del texto en clave de comunicación: a quién va dirigido, qué busca el receptor, cuánto tiempo le va a dedicar, etc.
2. Revisar la estructura: ¿se trata de una descripción, una argumentación, una enumeración…?
3. Corregir la sintaxis, estructurando las frases de manera coherente.
4. Hacer hincapié en los verbos. Janer se sorprende de lo mal que se utilizan los verbos en español, y aconseja revisarlos detenidamente.
5. Regla de Ockham: si puedes decir una cosa con dos palabras, no la digas con cuatro.
6. Revisar la precisión de vocabulario: tecnicismos, sinónimos, conectores, etc.
7. Estilo personal: habría que revisar, finalmente, el propio estilo en el texto, para homogeneizarlo.
¿Se puede aprender a escribir bien siguiendo estas siete claves, sin previos conocimientos, por ejemplo, de gramática? Janer considera que sí. “Escribir forma parte de la capacidad genética del hombre para la comunicación. Escribir es previo a la gramática”, afirma, y pone como ejemplo que “uno puede portarse bien sin conocer las reglas morales”. Considera, además, que “la gramática a pelo no sirve para nada”, y que ese es uno de los principales problemas en España: se enseña gramática de modo teórico pero no se enseña a aplicarla en una redacción. Janer ensalza el modelo anglosajón, donde primero se aprende a escribir y luego viene la gramática.

Forma y contenido

Janer da por supuesto que la forma y el contenido son cosas distintas: forma es el lenguaje y el contenido es lo que queremos comunicar. En base a este presupuesto, el periodista cree que el objetivo a alcanzar es que el lenguaje sea invisible, en pos de que el contenido brille y se entienda. Hay que ser claro, conciso, directo.

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20 consejos para escribir mejor

No todas las personas nacen con talento para escribir. Pero sí prácticamente cualquiera puede desarrollar hábitos para mejorar la calidad y entendimiento de su escritura. 

Como emprendedor, una buena estrategia para convertirte en una autoridad en tu industria y para promoverte (a ti y a tu negocio) es redactar entradas para tu blog o para el de otro medio en el que participes como guest blogger. Por eso, te comparto algunos sencillos consejos que te ayudarán a mejorar rápidamente la forma en que te expresas con las letras:

1. Piensa sobre qué escribirás antes de escribir
No hacerlo es una equivocación que muchos cometen. Antes de sentarte a escribir asegúrate que tienes algo que decir y define claramente cómo lo quieres expresar. No centres tu escritura en las palabras, sino en las ideas que quieres transmitir. Piensa: ¿Cuál es el objetivo de este post? A partir de ello empieza a construirlo. 

2. Puntos, puntos, puntos
Fue el primer consejo que me dio mi maestro de Periodismo. Para brindar una escritura fluida debes usar correctamente los signos de puntuación. Evita los párrafos eternos de una sola oración. Y siempre que estés tentado a escribir una coma piensa si se puede sustituir por un punto. 

3. Dile adiós a los adjetivos y adverbios
Las descripciones son importantes para conseguir una buena narrativa, pero muchas personas abusan de los adjetivos y adverbios. Revisa tu texto y observa todas las palabras que puedes eliminar (por ejemplo: muy, realmente, quizás, asombroso, increíble, verdaderamente, justo). Como expresó el cuentista Horacio Quiroga “Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil”.

4. No repitas palabras
La amplitud de vocabulario, así como el nivel cultural de una persona se notan en el uso excesivo de palabras. Busca sinónimos o conceptos que pudieran reemplazar lo que escribiste. Lo primero que debes hacer es encontrar tus muletillas (las palabras que repites constantemente), buscarlas en tu texto con la funcionalidad en Word de Ctrl + B y  cambiarlas por otras. El idioma español es sumamente amplio; aprovéchalo. 

5. Utiliza subtítulos o cabezas intermedias
Cuando realices un texto, sobre todo si es largo, piensa en dividirlo en subtemas y usar cabezas intermedias. Esto ayuda a descansar la vista y a hacer más fluida la lectura. 

6. No abuses de los signos de puntuación ni de las negritas
La mayoría de las veces puedes omitirte signos de puntuación como los paréntesis y los guiones agregando puntos o comas. De esta manera la escritura se ve más limpia. También evita el exceso de negritas y letras itálicas; analiza bien qué necesitas resaltar y hazlo únicamente cuando amerite. 

7. Usa correctores de ortografía
Podría sonar obvio pero no todos lo hacen. Aunque la herramienta de Word es bastante funcional, ten en cuenta que no arregla todos los errores, en especial si se tratan de acentos diacríticos. Si no sabes cómo se usa una palabra, simplemente no la uses. Lo mismo ocurre cuando se trata de gramática. 

8. Sé auténtico
Para conseguir que tus posts ganen tracción es esencial que definas cuál será tu voz, tono y estilo de escritura. No intentes sonar muy distinto a como hablas, ya que el lector lo notará, y tampoco trates de imitar el estilo ni las ideas de alguien más. Ojo: nunca escribas de un tema del que no conoces. 

9. Establece una estructura
En el Periodismo, hay varias formas de estructurar un texto. La más sencilla (y que te puede servir al redactar tus entradas) es la de pirámide invertida, que consiste en ir de lo más a lo menos importante. También es recomendable que en el primer párrafo respondas las principales cinco preguntas: ¿qué?, ¿quién?, ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿dónde?

10. Ten un principio y un final contundentes
Como en una buena obra de teatro o película, el principio es básico para cautivar a la audiencia; mientras que el desenlace es lo que más recordará el espectador en el largo plazo. Procura iniciar y terminar tus textos con fuerza. Una buena idea es comenzar con una pregunta y acabar con la respuesta. 

11. Lee mucho
Para ser un buen escritor es necesario ser un buen lector. Los libros, artículos, revistas y posts pueden entregarte muchas ideas sobre cómo narrar una historia, así como pistas de ortografía y vocabulario. Lee sobre diferentes temas y autores; además podrás usarlos como referencias en tus textos. 

12. Conoce a tu audiencia
Antes de escribir piensa a quién está dirigido tu mensaje. Imagínate cómo es tu lector, ¿cuáles son sus intereses? ¿qué tipo de lenguaje usa? ¿dónde leería tu texto? Tener esto en mente te servirá para elegir tu tono y tus temáticas. 

13. Escribe diariamente
Haz de la escritura un hábito. No necesitas redactar 10 cuartillas, sino tener un diario o bloc donde todos los días escribas algunas ideas o pensamientos. Igualmente, define y cumple fechas de entrega o publicación de tus entradas.  

14. Léelo en voz alta
Este ejercicio te ayudará a notar si la fluidez y tus pausas son correctas. Si al leer una oración te quedas sin aliento, es momento de añadir un punto. Si notas que tus palabras producen cacofonía (repetición de sonidos) reemplázalas por otras. 

15. Pide a alguien más que lo lea
Antes de publicar un texto pide a alguien de confianza -pero que no sea erudito del tema- que te dé su retroalimentación y se convierta en tu ‘editor’ si no tienes uno propiamente. Así sabrás en qué punto ahondar, qué cortar y si hay alguna frase confusa. 

16. Elimina la paja
Como en todo, más no es mejor. Deshazte de esas frases repetitivas que no aportan nada. Un buen texto no se mide por su longitud. 

17. No des nada por sentado
Lo que para nosotros es completamente comprensible, para el lector puede que no lo sea. No escatimes en la definición de conceptos ni creas que son obvios para “todo el mundo”. Cuando hables de un personaje agrega una descripción; haz lo mismo con instituciones y empresas.   

18. Usa números o bullets
Ésta es otra estrategia para hacer más fácil y entendible un texto. Cuando sea posible, no dudes en enumerar tus puntos o en agregarles un guión a ciertas reflexiones o conclusiones. 

19. No te distraigas
Igual que en muchas otras actividades de tu negocio (como elaborar presupuestos) escribir también requiere de enfoque y concentración. Así que antes de escribir asegúrate de encontrarte en un ambiente relajante que invite a la inspiración. De ser posible apaga tu celular, alertas de Skype y cualquier otro elemento que pudiera distraerte. 

20. Revisa dos o más veces
La mayoría de los errores puede evitarse, o al menos disminuirse, con una revisión. Lee cuidadosamente tu texto, revisa tu ortografía y las palabras que usaste. Por otro lado, no caigas en el perfeccionismo: siempre sentirás que tu texto puede mejorar, por lo que debes saber cuándo dejarlo ir o, de lo contrario, nunca lo publicarás.


Tomado de: http://www.soyentrepreneur.com/25996-20-consejos-para-escribir-mejor.html


10 tips (muy sencillos) para mejorar la escritura

Saber escribir correctamente y captar la atención de tus lectores no es una tarea tan sencilla como parece. Los grandes escritores pasan años perfeccionando su técnica y saben que la práctica hace al maestro cuando hablamos de una buena redacción. Para ayudarte a perfeccionar tus textos, te presentamos 10 tips para mejorar la escritura, publicados por el portal ragan.com.

1. PRACTICA DIARIAMENTE
Si quieres alcanzar un buen nivel de escritura es imprescindible que te entrenes todos los días escribiendo, aunque sea en un diario íntimo.

2. ESCRIBE CON PASIÓN
Si hay algo que separa a los buenos escritores de los excelentes, es la pasión que vuelcan hacia su trabajo. Cuando te importa realmente lo que estás contando, tus lectores lo perciben.

3. USA TU IMAGINACIÓN
La imaginación es el recurso más valioso que tiene cualquier escritor. No tengas miedo de usarla y sé fiel a lo que te dicte.

4. EVITA LOS LUGARES COMUNES
Si quieres llamar la atención de los lectores, mantente alejado de los clichés, refranes y frases hechas.

5. DIVIÉRTETE
No hay nada peor que aburrirse leyendo un texto propio. Considera que si no te diviertes al momento de la escritura, tus lectores se sentirán aburridos en consecuencia.

6. SÉ CLARO
Expresa tus ideas separadas en párrafos de forma clara y precisa. Evita las frases eternas y las puntuaciones complicadas.

7. SÉ FIEL A TI MISMO
Si bien no está mal que quieras seguir los pasos de escritores a los que admires, siempre es mejor que intentes hacerte tu propio camino con tus propias ideas y convicciones.

8. SÉ ORIGINAL
Todo trabajo que escribas debe salir 100% de tu mente y no se debe parecer a ningún otro, por más que aborde las mismas temáticas.

9. ESCOGE BIEN LAS PALABRAS
Si bien hay palabras que se parecen, nunca son iguales. Ten especial cuidado al escoger palabras que puedan alterar el sentido de lo que quieres expresar.

10. ELIMINA LOS RECURSOS EXCESIVOS
Elimina toda la información innecesaria que no aporte nada a la lectura así como los recursos humorísticos o de otra índole que aparezcan numerosas veces en el texto.


Los diez mandamientos de la escritura- según LILIANA HEKER

1) Las ganas de escribir vienen escribiendo. Es inútil esperar el instante perfecto en que todos  los problemas han desaparecido y solo existe el deseo compulsivo de escribir: ese instante no existe. En general, uno se sienta a escribir venciendo cierta resistencia —salir del estado de ocio no es natural—, uno oficia ciertos ritos dilatorios, uno por fin, con cierta cautela, escribe. Y en algún momento uno tal vez descubre que está sumergido hasta los pelos, que todos  los problemas han desaparecido, y que no existe otra cosa que el deseo compulsivo de escribir.

2) La primera versión de un texto es sólo un mal necesario. Suele estar bien lejos de aquello completo e intenso que uno difusamente ha concebido. Corregir no es otra cosa que ir encontrando a Moisés dentro del bloque de mármol.

3) En literatura no existen sinónimos ni equivalencias: no es lo mismo un rostro, que una cara, que una jeta, “Dijo que estaba harto” no equivale a “—Estoy harto — dijo”. Aferrarse a una frase o una palabra simplemente porque ha salido así del alma, es por lo menos un riesgo: el alma, a veces, dicta obviedades. En Filosofía de la composición, Poe cuenta que, durante la escritura de su poema El cuervo, decidió que necesitaba un animal parlante para que repitiera un leit motiv al final de cada estrofa. Y naturalmente el primer animal que se le cruzó fue el loro. A veces conviene sacrificar al loro.

4) Ni la espontaneidad ni la velocidad son valores en literatura. Tantear, tachar, descubrir nuevas posibilidades, equivocarse tantas veces como haga falta, ir acercándose paso a paso al texto buscado: ese es el verdadero acto creador. Lo otro es como estornudar.


Vea el decálogo completo en: http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/los-10-mandamientos-escritura/41456

11 recetas para escribir correctamente la coma

No es lo mismo el lenguaje oral que el lenguaje escrito. En el uso que le demos a la coma nos jugamos gran parte de nuestro prestigio como escritores (o al menos como redactores): si la colocamos bien, tendremos ganado mucho en la redacción de un texto; en caso contrario, el caos está garantizado. El asunto está en saber cuándo debemos escribir la coma y cuándo hay que omitirla.

Sencillo, ¿verdad?

Pues no tanto, porque –entre otras chinas en el zapato– saber que la coma sirve para indicar una pausa breve es una buena pista pero no una solución definitiva: en la lengua oral no respetamos ciertas pausas que en la lengua escrita han de estar forzosamente señaladas con la coma.

¿Os acordáis de esas películas americanas en las que el sargento instructor de turno obliga a los sufridos soldados a cuadrarse ante él y espetar con mayúscula sumisión: “¡Señor, sí, señor!”? Pues esos pobres soldados no pierden el tiempo haciendo una pausa (ellos dicen, o más bien, gritan: ¡Señor sí señor!); y, sin embargo, al reproducir sus palabras en el lenguaje escrito hemos de echar mano de la coma (dos, en este caso).

“Escribo demasiadas comas”

Algunas personas creen que escriben demasiadas comas y otras, todo lo contrario. Pero no se trata de puntuar mucho o poco, sino de hacerlo correctamente. Vaya por delante que el castellano es una lengua que se presta a la escritura al por mayor de la coma: la mayoría de las frases, exceptuando quizá las de estructura simple, llevan alguna coma. En nuestro idioma la coma es como la sal en la comida: casi imprescindible.

En esta lección vamos a ver algunos modelos de oraciones en los que la coma es necesaria (en un post futuro veremos algunos ejemplos de cuándo no conviene escribirla).

Empecemos con una frase sencilla:


  • Juan peló una manzana.

Esta frase está articulada en una única unidad sintáctica. Tenemos un sujeto (Juan) y un predicado, compuesto por un verbo con función de núcleo (peló) y un complemento directo (una manzana). Nos ahorramos, pues, la coma. Pero habrá que complicarse un poco más la vida, ¿no? (Antes muertos que sencillos):


  • Juan peló una manzana madura.
  • Juan peló una manzana porque empezaba a tener hambre.
  • Juan peló una manzana que había robado en el huerto de su tío.

En estos tres casos seguimos leyendo una única unidad sintáctica. Pronunciamos estas frases sin tomar aire, sin hacer esa pausa breve de la que hablábamos antes. Las pronunciamos como esos timoratos soldados americanos ante el sargento cafre de turno: ¡Señor sí señor!

Pero cuando empezamos a introducir otros elementos en el enunciado, claramente diferenciables, la coma hace acto de presencia.
He aquí algunas funciones de la coma. Podréis notar que la pausa marcada por ella es (más o menos) evidente.

La coma sirve:

1. Para separar los vocativos del resto de los elementos de la oración. Un vocativo (del verbo latino vocare: llamar) es la palabra que usamos para interpelar a alguien. Esa persona a la que nos dirigimos es nuestro interlocutor: lo llamamos, nos dirigimos a él. Si el vocativo va al comienzo de la frase, lleva la coma a continuación; y si también le precede texto, lleva otra coma delante.


  • Rosa, abre el frigorífico.
  • ¿Sabes, Mario, que Juan peló una manzana?
  • Le prometo, profesor, que voy a estudiar mucho a partir de ahora.

En el primer ejemplo, Rosa es el vocativo (a quien interpelamos), no el sujeto. Por tanto, no es que Rosa esté abriendo el frigorífico: le estamos pidiendo que lo haga.

2. Para separar los elementos de un listado con palabras similares


  • Juan peló una manzana, un melocotón, un albaricoque, una pera…
  • En el colegio aprendimos el listado de los reyes godos: Ataúlfo, Sigerico, Walia, Teodorico, Turismundo, Alarico II…

3. Para indicar la ausencia de un verbo que está implícito en la oración, unas veces porque ha sido citado previamente y otras, porque el verbo elidido es obvio.


  • Juan peló una manzana; yo, una pera. [Juan peló una manzana, yo pelé una pera].
  • Extremadura, tierra de conquistadores. [Extremadura es tierra de conquistadores].

4. Para separar adverbios o locuciones adverbiales (secuencia de dos o más palabras que funcionan como un adverbio) del resto de la oración, si comienzan la frase.


  • De vez en cuando, Juan pela una manzana.
  • Probablemente, mi padre viajará a Moscú.

5. Para indicarnos en las oraciones condicionales que hay una anteposición, esto es, la oración subordinada rompe el orden natural de la frase y se antepone a la principal.


  • Si Juan pela una manzana, yo perderé la apuesta.
  • Si la oración se articula mediante el orden natural (primero la oración principal y después la subordinada), no se escribe la coma:
  • Yo perderé la apuesta si Juan Pela una manzana.

6. Para insertar incisos en la oración que suspenden temporalmente el discurso y nos aportan una información extra. Son relativamente fáciles de identificar: si los elimináramos (y con ellos las dos comas que los delimitan), la oración seguiría teniendo sentido.


  • Juan, de puro aburrimiento, pela una manzana. [Juan pela una manzana].
  • Andrés, el primo de Marta, es abogado. [Andrés es abogado].

7. Para separar conectores (esto es, a saber, en primer lugar, por último, por el contrario, no obstante…). Si estos conectores van al principio de la oración, llevan una coma después. Si van en medio, llevan coma antes y después (como ocurría con los vocativos).


  • Por último, Juan pela una manzana.
  • Mario hizo lo peor que cabría imaginar, esto es, cortar su relación con Silvia.


8. Para aislar expresiones u oraciones sintácticamente independientes del discurso principal del enunciado


  • De repente, ¡hay que ser caradura!, se fue al baño para evitar pagar la cuenta.

Estas expresiones podrían ir también entre paréntesis o rayas (guiones largos) con función de paréntesis.


  • De repente (¡hay que ser caradura!), se fue al baño para no pagar la cuenta.
  • De repente –¡hay que ser caradura!–, se fue al baño para no pagar la cuenta.

Si optas por los paréntesis o por las rayas, recuerda dos cosas: 1) Los signos de puntuación (punto, punto y coma o dos puntos) se escriben después del paréntesis de cierre, no antes del de apertura. En caso de usar rayas, debes escribir la coma después de la segunda raya. 2) El contenido enmarcado por los paréntesis tiene su propia puntuación.

9. Para señalar las interjecciones o locuciones interjectivas

  • ¡Bah, eso no hay quien se lo crea!

10. Para articular oraciones coordinadas adversativas introducidas por pero, mas, aunque, sino (que).

  • Juan peló una manzana, pero no recuerdo si me ofreció compartirla.
  • Aunque estaba cansado, decidió tomarse otra copa con los amigos.

11. Para enfatizar complementos circunstanciales de cierta extensión al comienzo de la frase. Cuanto más largo es el complemento, más justificado se hace el uso de la coma.

  • En el instante en que Mario salía de casa, Juan estaba pelando una manzana.
  • Ayer Juan peló una manzana.

En esta última frase es preferible no poner la coma porque el complemento circunstancial está compuesto por pocas palabras, una en concreto: ayer. Pero en un complemento circunstancial más largo, sobre todo a principio de frase, como decía, habría que poner la coma:

  • El día en que mataron a John Kennedy en Dallas, mi prima Ana estaba de vacaciones en París.
  • [Mi prima estaba de vacaciones en París el día en que mataron a John Kennedy en Dallas].
  • ¡Y eso es todo, amigos! (“Amigos”, recordad, es el vocativo)
El uso de la coma está prescrito en muchas otras ocasiones, pero me parece que once recetas son un buen punto de partida para comenzar a despejar ciertas brumas en la selva de la puntuación.

Os aconsejo familiarizaros con las partes sintácticas de la oración. Cuando la frase no es estructuralmente muy básica, cabe suponer que la coma aparecerá antes o después.


Tomado de: http://narrativabreve.com/2015/02/opiniones-de-un-corrector-de-estilo-11-recetas-para-escribir-correctamente-la-coma.html

8 libros para entender el arte de leer y escribir

Leer y escribir son actos que se deben ejercitar. Una correcta dicción y una buena ortografía son indispensables para expresarnos de manera correcta, y que el mensaje a comunicar sea comprensible por todos. En ocasiones, una ligera variación en la entonación o la omisión de un acento hacen que el sentido cambie por completo. La constante actividad, tanto de leer como de escribir, ayuda a pulir ciertos vicios de redacción, sin embargo, siempre resulta útil contar con alguna guía que ayude a clarificar asuntos relacionados al cotidiano pero siempre difícil arte de comunicarnos. 
Presentamos 8 libros que abordan el tema de la escritura y la literatura desde distintos puntos de vista:


Byrd by Byrd, Anne Lamott

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Este libro de Anne Lamott aborda el tema de la escritura desde un punto de vista filosófico, a partir de esto desarrolla una serie de asuntos relacionados al acto de escribir como parte del espirítu humano y como una manera en que éste trata de entender lo que le rodea, y para lo cual se sirve de las palabras. Escrito con un tono memorable y emotivo, está dirigido no sólo a la mente sino también al corazón.
On Writing, Stephen King

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Este libro del aclamado escritor Stephen King parte de un accidente que él mismo sufrió y a partir del cual realiza una reflexión acerca de su vida como escritor y una meditación sobre el acto de escribir.
Zen in the Art of Writing, Ray Bradbury
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Ray Bradbury plantea una cuestión fundamental: para escribir es necesario soltar el genio creativo que hay en nosotros. A través de sus letras, el escritor es capaz de contagiar el gusto por la escritura y el arte con sus breves y concisos consejos.

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- Vea el listado completo en: http://culturacolectiva.com/8-libros-para-entender-el-arte-de-leer-y-escribir/#sthash.ADTcxL8G.dpuf